Atlántico

El Atlántico supera al Pacífico en salinidad, y la ciencia tiene la respuesta

La ciencia detrás de la diferencia de salinidad entre el Atlántico y el Pacífico

Por Raúl Salamanca    
Periodista amante de los deportes de riesgo, entusiasta con una licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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El Atlántico supera al Pacífico en salinidad, y la ciencia tiene la respuesta
El Atlántico supera al Pacífico en salinidad, y la ciencia tiene la respuesta (El Objetivo)

Seguro que alguna vez te has preguntado por qué el agua de los océanos no tiene el mismo sabor ni composición en todos sus rincones. Un caso particularmente llamativo es el del océano Atlántico, que es notablemente más salado que el océano Pacífico. Este fenómeno no es una casualidad, y tiene una explicación científica bastante curiosa.

La salinidad de los océanos está influenciada por diversos factores, y uno de los más destacados tiene que ver con dos grandes cordilleras geográficas: las Montañas Rocosas en Norteamérica y la Cordillera de los Andes en Sudamérica. Estos imponentes accidentes geográficos actúan como barreras naturales que modifican el ciclo del agua a nivel continental, lo que impacta directamente en la salinidad de los océanos.

Explicación científica: ¿Por qué el Atlántico es más salado que el Pacífico?

Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos, y la Universidad de Hamburgo, en Alemania, han investigado el fenómeno y descubierto por qué el océano Pacífico es menos salado a pesar de su mayor tamaño. Las Montañas Rocosas y los Andes bloquean el paso del agua evaporada desde el Pacífico, impidiendo que llegue al Atlántico. En lugar de eso, esta agua vuelve a caer sobre el continente en forma de lluvia o nieve, y a través de ríos y corrientes regresa al Pacífico. Este ciclo permite que el agua dulce diluya la sal en el Pacífico, mientras que el Atlántico, al recibir menos agua dulce, mantiene una mayor concentración de sal.

Además de la barrera geográfica de las montañas, otros factores también influyen en la salinidad de los océanos. En el Atlántico, las altas tasas de evaporación en las zonas tropicales aumentan la concentración de sal, mientras que en el Pacífico, la mayor cantidad de lluvias ayuda a contrarrestar este efecto. Las corrientes oceánicas, como la del Golfo en el Atlántico, transportan agua más salada hacia las zonas polares, redistribuyendo la salinidad. Por último, el aporte de agua dulce de grandes ríos como el Amazonas contribuye al equilibrio, pero su impacto es menor comparado con la gran cantidad de agua que recibe el Pacífico de otros sistemas fluviales y deshielos.

Así, el fascinante espectáculo de la naturaleza que afecta la salinidad de los océanos tiene una explicación compleja, pero profundamente ligada a la geografía y los procesos climáticos globales.